Piel deshidratada – Ácido hialurónico El ácido hialurónico es un aliado clave para hidratar profundamente la piel, manteniéndola suave y flexible. Es perfecto para pieles deshidratadas ya que aporta hidratación sin añadir grasa, por lo que es adecuado para todo tipo de pieles, incluidas las grasas.
Piel con acné – Ácido salicílico El ácido salicílico es ideal para pieles con tendencia acneica, ya que desobstruye los poros, elimina células muertas y reduce la inflamación. Además, sus propiedades antimicrobianas ayudan a combatir las bacterias causantes del acné.
Piel con rosácea – Ácido azelaico El ácido azelaico es excelente para pieles con rosácea debido a sus propiedades antiinflamatorias y antibacterianas. Ayuda a reducir el enrojecimiento y la hinchazón, además de prevenir brotes. Sin embargo, dado que sigue siendo un ácido, es recomendable incorporarlo gradualmente para evitar irritaciones en pieles sensibles.
Piel con arrugas y manchas – Ácido glicólico El ácido glicólico es ideal para combatir arrugas y manchas, ya que acelera la renovación celular, mejora la textura de la piel y reduce la apariencia de líneas finas y manchas oscuras. Con un uso regular, la piel se ve más lisa y radiante.